Hace más de un año que no escribo en La bitácora. En una entrada anterior explicaba los motivos por lo que me tomaba «un descanso» y esta entrada supone una segunda parte, el final feliz de lo que comenzó con aquel artículo.
Aunque el curso pasado fue duro, el balance del 2016 es bueno, muy bueno. Tras superar unas oposiciones que no se convocaban en mi comunidad desde 2010, estoy actualmente en mi año de prácticas.
Dejando cuestiones más personales aparte, en este artículo quería compartir algunos proyectos que hemos llevado cabo y mi centro anterior, el IES de Llanes y que no he hecho públicos hasta el momento.
Comenzamos el año con un grupo de trabajo del que fui coordinador. Un grupo de compañeros y yo mismo decidimos crear algo que pudiera dinamizar a todo el centro. Convencimos a la jefatura y algunos jefes de departamento para adquirir algunos Ipad y un croma y nos pusimos a la faena de documentar muchas de las cosas que ocurrían en el centro y pasaban desapercibidas. El resultado fue Tella, la tele de IES de Llanes.
Enlace a Tella
Decenas de vídeos de casi todas las materias y en varios idiomas se colgaron en el blog del proyecto: recitaciones, entrevistas, representaciones, excursiones…. Es realmente difícil conseguir que un proyecto se institucionalice, que los alumnos lo sientan como propio. Pero en poco tiempo, los chavales querían que los profes colgaran sus vídeos o los visionábamos en clase. De todas formas, todo tiene un punto negativo. Este, como todos los de este calibre, debe ser un proyecto a largo plazo, pero las circunstancias lo han impedido.
La idea del primer curso era crear la televisión y formar al profesorado. En el siguiente curso, serían los alumnos los encargados de todo el proceso. Debo decir que un alto porcentaje de los miembros del grupo de trabajo era interino o se trasladó de centro. Y la idea para este segundo curso quedó en eso, en una idea porque no existen profesores actualmente que se hayan comprometido con el proyecto. Con prácticamente un 25% del profesorado interino en Asturias, la administración debería, de una vez por todas, hacérselo mirar.
Otro de los proyectos de los que nos sentimos más orgullosos fue el Diario de un refugiado. Aprovechamos la experiencia de personas tal altruistas y valientes como el profe @borjallorente, que se fue al campo de refugiados de Ritsona como voluntario aprovechando el parón navideño. En una charla genial (mil gracias, Borja), nos contó las penurias que deben soportar los refugiados sirios en su éxodo hacia Europa y cómo es la vida del día a día en un campamento de refugiado. Nosotros, metiéndonos en la piel de un refugiado sirio, escribimos un diario cartografiado. El objetivo no solo eran escribir un diario, aunque no fue fácil redactar en primera persona y hacer encajar los tiempos verbales y todas las piezas. El principal objetivo era que los chavales se pusieran por unos instantes en la piel de un niño de su edad que huye de una guerra y que se dieran cuenta de la enorme distancia que debe recorrer en condiciones adversas. Debían escribir al menos en cinco momentos que suponían cinco paradas de su viaje.
Aquí están algunos ejemplos escritos por mis alumnos y alumnas de 2º de ESO.

Diario de Paula
Diario de Cira
Diario de Elgar
Diario de Alberto
Diario de Amaya

Ni que decir tiene que la experiencia resultó muy positiva. Prácticamente todos completaron su diario, algunos con mucho esfuerzo por su parte para entender la dinámica de escribir siendo otra persona y de diferenciar el tiempo de interno del externo, de hacer encajar el momento en que su personaje escribe y el tiempo de los hechos de su historia.
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Haber superado las malditas oposiciones ha supuesto una liberación que ha provocado, entre otras muchas cosas, que uno de los propósitos que me he propuesto para el nuevo año sea retomar con muchas ganas este blog. Espero cumplirlo. Por lo menos, me he esforzado en darle una vuelta estética.