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Con este poemas quiero, en primer lugar, recoger la iniciativa de Toni Solano en Repaso de lengua para homenajear a toda generación del 27. En segundo lugar, dar protagonismo a los «olvidados» de esa generación, a los que han quedado fuera de esa lista canónica de los ocho, a los Juan Chabás, Juan Larrea, Pedro Garfias, Altolaguire, Prados, Domenchina, Hinojosa…
Además, también quisiera reivindicar la poesía más «social» de la generación, que también la hubo. El poema que he elegido nace tras la caída de Asturias en 1937 en manos franquistas y en él se menciona la cruel represión que se sufrió tras la revolución de octubre del 34. Además, en la voz de Víctor Manuel, se ha convertido en otro himno de Asturias, un himno compuesto por un salmantino, Pedro Garfias que ha conseguido emocionar a generaciones de asturianos.
ASTURIAS
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del sur:
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
Bajo la piel resecada,
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias lejana,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra este cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva de su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu salto último,
lívida muerte cobarde,
prepara tu último salto,
que Asturias está aguardándote,
sola en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.