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Hace más de un año que no escribo en La bitácora. En una entrada anterior explicaba los motivos por lo que me tomaba «un descanso» y esta entrada supone una segunda parte, el final feliz de lo que comenzó con aquel artículo.
Aunque el curso pasado fue duro, el balance del 2016 es bueno, muy bueno. Tras superar unas oposiciones que no se convocaban en mi comunidad desde 2010, estoy actualmente en mi año de prácticas.

Justo antes de las vacaciones de Navidad, proponía a mis alumnos una serie de retos voluntarios. En esta entrada reciente quedaba explicado en qué consistían. En ella, también afirmaba que me sentiría satisfecho aunque sólo unos pocos acudieran a mi llamada (hacía poco que era su profe y aún no tenía muy claro cómo reaccionarían). Pero, como casi siempre, los chicos me sorprenden y han superado esas reticencias iniciales. Está claro que no ha sido una respuesta masiva, pero si  suficiente para estar satisfecho con su trabajo.
Aprovecho estas líneas para hacer una modesta reflexión al hilo de este tipo de actividades. Cada vez estoy más convencido de que los conceptos de «nativos» e «inmigrantes» digitales son un mito. Ya sé que hay muchas reflexiones al respecto y muchos expertos han debatido ya sobre el tema sobre el tema, pero yo siempre hablo desde mis experiencias como profesor a pie de aula. Y es que resulta que muchos alumnos me han confesado tener verdaderas dificultades en el manejo de las destrezas más básicas en el uso de un ordenador personal o cualquier aplicación de la web. ¿Nativos? Simplemente tienen un acceso más directo a las NNTT, conviven con ellas, pero también conviven con su lengua materna y eso no significa que nuestros alumnos la dominen. Necesitan ser educados y la escuela debe ser el canal principal en ese camino educativo, también en las NNTT.
Por otro lado, y sin ánimo de contradecirme, anuncio desde aquí que próximamente aparecerá un artículo dedicado a los blogs de mis alumnos y alumnos. Porque, en contra de la opinión social generalizada, los jóvenes de hoy continúan teniendo muchas inquietudes culturales. Espero que lo comprobéis pronto.

Sólo me queda exponer algunos de los resultados. El resto (aún quedan varios por perfeccionarse) se pueden ver en el blog de aula.

A algunas alumnas les llamó mucho la atención la posibilidad de personalizar un «maps» de su lugar favorito.


Ver Fermoselle en un mapa más grande
  

Ver Mi pueblo en un mapa más grande

A Sara le dio tiempo para realizar este «glog» sobre Peeta Mellarck, uno de sus personajes preferidos y, además, una audio-vídeo-recomendación para Kuentalibros que en breve se publicará.