Nuevo propósito y la nostalgia de los blogs
Sí, ya lo sé. Eso de los propósitos de año nuevo no va mucho conmigo. La anterior entrada de este blog lo demuestra. Hace dos años me proponía retomar el blog, pero desde aquel diciembre de 2016 no había vuelto a escribir. A ver si a la segunda va la vencida.
Es este un espacio mío, propio, un cajón de sastre personal, pero que compartía en la red. Un lugar en el cabía de todo, desde actividades de aula que quería contar, hasta cuestiones algo más personales pasando por reflexiones educativas, campañas por unas lecturas sin exámenes… Y, en el fondo, lo he echado de menos.
Contaba en aquella entrada de 2016 que ese verano había obtenido una plaza de funcionario después de seis años sin poder optar a ella por la no convocatoria de oposiciones. Estaba en mi año de prácticas que superé en junio de 2017. Además, tuve la gran suerte de que ese mismo curso me dieran mi plaza definitiva, a solo treinta minutos en coche desde Oviedo, donde resido. Y no solo eso: el IES Santa Cristina de Lena resulto ser un centro familiar, pequeño, casi rural, en Pola de Lena, en plena Cuenca Minera (aunque eso de «minera» ya casi queda en el pasado). Resultó, además, que mi alumnado es lo mejor del centro y allí también he encontrado a compañeros maravillosos con los que lo pasamos en grande desarrollando proyectos de todo tipo (mención especial a Sonia Fernández).
Y, ante este panorama «idílico», ¿por qué no he seguido publicando en La bitácora? Después de pensar sobre ello, no tengo una única respuesta, quizá sean varias las razones.
Es evidente que la red ha cambiado. La publicación de una entrada en el blog conllevaba debates en forma de comentarios, ahora se hace a través de otro tipo de redes y los debates en Twitter se han vuelto ácidos, alejados de aquel claustro virtual de hace unos años. Además, muchos docentes tenían y publicaban en sus blogs de manera constante, lo que hacía que el contacto fuera más cercanos con aquellos compañeros y compañeras con los que se mantenía un vínculo más estrecho. Ahora, todo parece más diluido en Facebook o Twitter. Revisando mis blogs favoritos en La bitácora, muchos docentes (como es mi caso) hace meses e, incluso años, que no publican nada. Yo mismo he dejado de escribir entradas y comentarios y me he centrado mucho más en mis blogs de aula para ofrecer material a mi alumnado y contar allí, para ellos y ellas y las familias, el resultado de las experiencias y proyectos. Y eso que aún persisten nostálgicos y nostálgicas de los blogs y sus comienzos, aunque de forma mucho más esporádica. Ahí sigue Carlota Bloom, Toni Solano (quizá el más fiel al blog de todos nosotros), Bloggeando, Tres tizas…
Y es que siento nostalgia, nostalgia de abrir mi blog y ver si hay alguna novedad en los blogs «amigos» para leer sus nuevos artículos y comentarlos. Por eso he renovado La bitácora de la lengua, por eso me he propuesto comentar los blogs amigos, por eso quiero retomar este espacio con el que he disfrutado tanto y con el que me he puesto en contacto con grandes docentes y ya amigos que me han hecho aprender tanto.
Feliz Año, Alberto, y ánimo en los nuevos propósitos. Ya hemos "hablado" recientemente de esta inactividad bloguera. Sabemos que hay actividad, aunque no se muestre o se comparta con la misma frecuencia. Pero ahí estamos, insistiendo y haciendo lo que se pueda. Un abrazo y muchas gracias por la mención.