He llegado a mi nuevo centro justo al comienzo de la segunda evaluación y aún estoy en la fase de implantación de métodos de trabajo, que siempre suponen cambio para los chicos. El cambio en el desarrollo de las clases 1.0 no supone un problema, pero las clases 2.0 son otra historia, sobre todo en el plano organizativo y disciplinar, ya que los chicos no acostumbraban a llevarlas a cabo y tienden a pensar que se trata de una actividad sólo lúdica (aún más cuando los chicos de 1º de ESO tiene sus propios portátiles, en este caso guardados en sus respectivos armarios). El caso es que debemos aprovechar esa predisposición para procurar que trabajen con más ganas y esfuerzo, en lugar de que se convierta en un hecho negativo. Por ello, hay que dejar bien claras unas normas que deben ser aún más estrictas en las clases con portátiles. Por ello, todos saben que deben cumplir cuatro normas que está absolutamente prohibido infringir:
  1. Los delegados y dos compañeros más que rotarán en cada clase serán los únicos encargados de transportar los portátiles.
  2. Se debe prestar una atención exclusiva a las instrucciones que dará el profesor.
  3. Está prohibido acceder a páginas que no hayan sido indicadas por el profesor.
  4. Si hay algún problema técnico o de otra índole, se levantará la mano y se esperará con paciencia a ser atendido.
De esta manera, hemos empezado el uso de las Tic en esta evaluación con dos «chuches» que perseguían los siguientes objetivos:
  1. Entrenar una metodología de trabajo en el uso de las Tic, intentando integrarlas en el desarrollo habitual de las clases.
  2. Comprobar la competencia informática de los chicos (aunque estas herramientas son muy sencillas en su manejo). 
  3. «Enganchar» a algunos a la materia. 
  4. Apoyar y hacer más atractiva la redacción de notas y avisos.