Le ensillan a Babieca, cuberturas le echaban,

Mío Cid salió sobre él y armas de fuste tomaba;

Se vistió la gonela, larga trae la barba;

Hizo una corrida, que lució extraordinaria,

El caballo Babieca por nombre cabalgaba, 5

Cuando hubo corrido, todos se maravillaban,

De ese día alcanzó fama Babieca en cuan grande era España.

Al fin de la carrera mío Cid descabalgaba,

Se dirigió a su mujer y a sus hijas ambas;

Cuando lo vio doña Jimena a sus pies se le echaba: 10

“Merced, Campeador, en buen hora ceñisteis espada,

ya me habéis sacado de muchas vergüenzas malas,

heme aquí, señor, yo y vuestras hijas, ambas,

con Dios y con vos buenas están criadas.”

A la madre y a las hijas bien las abrazaba, 15

del gozo que tenían de sus ojos lloraban.

Todas sus mesnadas en gran deleite estaban

Armas tenían y tablados quebrantaban.

Oíd lo que dijo en que en buen ora fue criado:

“Vos doña Jimena, mujer querida y honrada, 20

y mis dos hijas, mi corazón y mi alma,

entrad conmigo en Valencia la casa,

en esta heredad que por mí tenéis ganada.”

Madre e hija las manos le besaban.

Con gran honra ellas en Valencia entraban. 25

Resumen del contenido:

El Cid hace una demostración con su caballo Babieca, recientemente conseguido tras la batalla contra los moros, para recibir a su mujer e hijas. Doña Jimena y el Cid dialogan y expresan su alegría por reunirse de nuevo tras la larga separación. Por este contenido podríamos localizar el fragmento en el segundo cantar del poema, el «Cantar de las bodas».

Caracterización del héroe:

A lo largo de todo el poema, el personaje del Cid representa todas las virtudes que se pueden reunir en un hombre medieval; se trata de un personaje idealizado. En este fragmento se incide principalmente en dos de esas facetas: la de caballero y la de padre y esposo. La primera de las citadas se muestra en los versos 1-8 del fragmento, ya que se demuestra la destreza del Cid como gran caballero al conseguir dominar a un caballo como Babieca e “hizo una corrida que lució extraordinaria”.

Asimismo, su carácter como buen padre y esposo se observa en los versos 10-25. , primero por boca de su propia esposa que lo ensalza, lo respeta y lo venera (“ya me habéis sacado de muchas vergüenzas malas”, “madre e hija las manos le besaban”). El propio Cid se muestra sumiso y respetuoso ante su esposa (“a sus pies se le echaba”). También en los versos siguientes, las propias palabras del Cid muestran su amor como padre y esposo (“mujer querida y honrada”, “mi corazón y mi alma”).

Métrica:

La métrica de este fragmento, como la del todo el poema, se corresponde con la típica de los cantares de gesta. Se trata de versos irregulares, ya que, por ejemplo, los tres primeros versos son de 14, 15 y 13 sílabas respectivamente. En cuanto a la rima, esta es asonante en todos los versos (a – a).

Recursos:

En este fragmento podemos encontrar muchos ejemplos característicos de la épica castellana. Así, por ejemplo aparece el estilo directo en las intervenciones del Cid y Jimena, lo que da mayor dramatismo a la acción y caracterizan de forma más eficaz a los personajes.

También encontramos una invocación a los oyentes en el verso 19 (“Oíd”), que incide en el carácter oral del poema. También existen ejemplos de fórmulas épicas (“en buen hora ceñisteis espada”) y hay dos alusiones a los gestos de los personajes (“a sus pies se le echaba”, “las manos le besaban”), que le continúan dando un toque dramático, más emotivo.

Ay, olas que vine a ver,
¿me sabréis decir
por qué tarda mi amigo
Sin mí?
Ay, olas que vine a ver,
¿me sabréis contar
por qué tarda mi amigo
Sin mí?

Los siguientes versos componen una cantiga de amigo por las siguientes razones. En primer lugar, el emisor, el yo poético, es una joven enamorada, algo que podemos suponer a partir de los versos 3 y 7 (“por qué tarda mi amigo”). Además, el destinatario de su queja es un elemento de la naturaleza, algo característico en este tipo de composiciones, concretamente aquí el receptor son las olas del mar (“olas que vine a ver”). El tema también es típico de las cantigas, pues observamos la queja de la joven por la ausencia del “amigo”, concretamente por su tardanza (“por qué tarda mi amigo / sin mí”). De entre los recursos más usuales destacamos las repeticiones, tan manidas en la lírica popular. Incluso aquí se repiten versos completos (“por qué tarda mi amigo”). El léxico afectivo, al referirse a su enamorado como “amigo” también es típico de las cantigas. Por último, debemos citar la estructura paralelística que remarca e insiste en el tema antes mencionado (“me sabréis decir”, “me sabréis contar”).